CEO de biotecnología demanda a Uber tras sufrir un ataque salvaje por parte de un conductor en estacionamiento
Un reconocido CEO del sector biotecnológico de Carolina del Sur ha presentado una demanda contra Uber luego de ser agredido brutalmente por uno de sus conductores durante un recorrido que acabó de manera violenta.
Al parecer, el incidente ocurrió cuando el ejecutivo solicitó que su perro de servicio, un golden doodle, pudiera subir al vehículo. El conductor, alegando lo contrario, se negó. Cuando el CEO canceló el viaje, lo siguió hasta el estacionamiento, donde lo golpeó con una embestida en la cabeza, dejándolo inconsciente e incluso gravemente herido.
Consecuencias físicas y emocionales
El ataque dejó secuelas severas: una conmoción cerebral, pérdida de memoria y cicatrices físicas. En palabras del propio CEO, despertó en el hospital con grapas en la cabeza y se enfrentó a días de confusión extrema. Su recuperación ha sido difícil: olvidar palabras, titubear al hablar y vivir con el temor constante de no volver a ser como antes marcaron su día a día profesional y personal.
La denuncia y el trasfondo legal
Decidido a buscar justicia, el CEO demandó a Uber en la Corte del Condado de Charleston. Alega que la compañía falló de manera evidente en la verificación y supervisión de sus conductores, permitiendo que alguien con documentación falsa —y en situación migratoria irregular— tuviera acceso a su plataforma. Su meta no es solo compensación económica, sino exigir que Uber revise y endurezca sus políticas de seguridad.
Por su parte, Uber condenó el suceso, asegurando que no hay lugar para la violencia en su plataforma y destacando su compromiso con la seguridad. Sin embargo, no explicó cómo este conductor logró superar las verificaciones de antecedentes y documentación.
Este episodio plantea preguntas urgentes sobre la seguridad en las plataformas de transporte compartido: ¿Qué tan eficaces son los procesos de selección actuales? ¿Cómo proteger mejor a los pasajeros, especialmente aquellos con necesidades especiales como usuarios de perros de servicio? Y, lo más importante, ¿hasta qué punto las empresas como Uber deben asumir responsabilidad ante fallos tan graves?
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